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Antecedentes

Última modificación
Wed , 07/12/2022 - 02:37

 

 

Albeytares y Ferradores

El veterinario va a estar presente en la Península Ibérica durante más de veinte siglos con entidad y funciones propias, pero con distintas denominaciones. Durante la Edad Media, tanto en los territorios árabes como en los cristianos, se le va a conocer con el nombre de Albéytar. Este apelativo aparece ya escrito en un documento de compra-venta fechado en Toledo en 1170, así como en las Siete Partidas de Alfonso X (1250). Durante este tiempo todos ellos optan por la palabra albeytería para referirse a los conocimientos que tratan del manejo y enfermedades del caballo y de los ganados.

 

Representación de una reunión de los antiguos Albeytares y Ferradores

 

 

Con la aparición de la herradura de clavos, en un principio su forjado y colocación será atribución de los albéytares o albéytares-ferradores , pero pronto aparecerá una nueva profesión, la de herrador o ferrador, que sólo se dedicará al herrado de de los équidos. Los nuevos "intrusos" van ocupar el lugar de los albéytares en muchas localidades, debido a la escasez de estos últimos. Así, los herradores, verdaderos charlatanes y embaucadores, de escasa instrucción y conocimientos curativos, fueron denigrando la profesión de albéytar, disminuyendo su nivel técnico y científico.

Ante este estado lamentable, aquellos Maestros que eran cultos y estudiosos, que estaban enterados de los conocimientos médicos de la época, casi todos ellos a cargo de las caballerizas de reyes, grandes señores, obispos y caballeros, se unieron y les solicitaron que hicieran algo para dignificar la profesión y evitar este intrusismo que tanto perjudicaba a la economía de los campesinos y a la salud de las bestias.

Creación del Tribunal del Protoalbeyterato

Así, el 13 de abril de 1500 los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón escuchan estas reivindicaciones y promulgan una Pragmática por la que fundan el Tribunal del Protoalbeyterato, similar al ya existente del Protomedicato (proto = los primeros o los mejores). Este Tribunal, constituido por los dos Protoalbéytares reales, tenía la función y la obligación de examinar a todos aquellos que quisieran ser albéytares, con objeto de dignificar la profesión, aumentar los conocimientos científicos e impedir que los no preparados pudiesen ejercer la profesión. Si los candidatos no aprobaban, les estaba prohibido "abrir tienda (clínica) o poner banco en cualquier lugar del Reino y al que lo hiciere sería perseguido y castigado por intrusismo". También la Ley perseguía la impericia en el ejercicio de la profesión. Al principio la sede del tribunal era itinerante, pues seguía a los reyes a sus distintas cortes, hasta que en tiempos de Felipe II se estableció definitivamente en la Villa de Madrid.

La centralización de este Tribunal tenía una serie de graves inconvenientes, como la necesidad de desplazarse hasta Madrid en un tiempo que los viajes eran costosos, largos y peligrosos, y la dificultad de conocer la fecha de los exámenes. Para evitar estos problemas, se crea una serie de Delegaciones con las mismas atribuciones que el Tribunal Central, las cuales, al situarse en diferentes partes de la Península, favorecían los desplazamientos y permitían, por tanto, que el número de candidatos aumentase considerablemente y, como consecuencia, el de albéytares. Estas Delegaciones se sitúan en Pamplona, Zaragoza y Valencia.

Una vez creadas estas Delegaciones comenzaron a solicitarse Subdelegaciones, con lo que los criterios de exámenes se fueron diversificando y relajando las exigencias. Esto se agravó de forma irreversible cuando aparecieron los exámenes por Delegación, que resultaron sólo simulacros, y los títulos se concedían por amiguismo, coacción o caciquismo, con lo que se perdió totalmente el espíritu que en un principio tuvo este Tribunal.

La aparición de las primeras Escuelas de Veterinaria

La primera Escuela de Veterinaria del mundo se crea en Lyon en el año 1762 por Claudio Bourgelat, Picador y Caballerizo Mayor, a la sazón Director de la Academia de Equitación de esa ciudad. Este mismo profesor fundaría años después (1765-66) la segunda Escuela de Veterinaria en los alrededores de París en el Château d'Alfort. En España, Godoy, Ministro de Carlos IV, aduce que entre los objetos de enseñanza pública que faltaban en España uno de ellos era el de Veterinaria. Por ello solicita al Rey, y este se lo concede, permiso para crear una Escuela Fundamental y Normal de Veterinaria en toda la extensión de esta ciencia, pues según señala en su escrito "la milicia, el arma de caballeria, la agricultura, la salubridad de los ganados, el comercio, la industria, la trajinería sufrirían mucho por esta falta".

Así, ésta se funda el 23 de febrero de 1792, y un año después dan comienzo las clases con 42 alumnos matriculados, de los cuales 40 eran militares, bajo la dirección de Segismundo Malats, ayudado en sus funciones por su amigo Estévez. Esta Escuela funcionó en solitario algo más de medio siglo. Pero la existencia de una sola Escuela y su centralización suponían un grave inconveniente para todos aquéllos que, alejados de Madrid, querían estudiar Veterinaria, por lo que que se creyó necesaria una diversificación de centros para que así el mayor número de jóvenes pudiera estudiar una carrera actualizada.

 

 

Escuela Superior de Veterinaria de Zaragoza

Notas históricas acerca de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza por el Prof. Dr. D. José Gómez Piquer